Artesanía tradicional ibicenca
Sant Josep de sa Talaia atesora un enorme legado artesanal, herencia de culturas ancestrales y de influencias de civilizaciones diversas. Obviamente, las expresiones artesanas más abundantes tienen su origen en la reconquista cristiana de 1235 pero, en conjunto, la artesanía tradicional de la isla, y por ende del municipio, se nutre también de influencias provenientes de las culturas que poblaron las islas con anterioridad.
Instrumentos musicales, vestimenta, calzado, cerámica, decoración, útiles domésticos… el toque multicultural de profundas raíces se muestra en todo su esplendor en cada pieza elaborada por los artesanos y artesanas de Sant Josep.
Son varios los ámbitos en los que esa herencia se muestra con orgullo. Uno de ellos es, sin duda, el ball pagès, el baile tradicional de la isla en el que tanto los danzantes como los músicos acompañantes exhiben piezas de enorme valor y extraordinaria belleza. Un ejemplo destacable son las castañuelas payesas (castanyoles). Laboriosamente talladas en madera de enebro, las castanyoles ofrecen una espectacular sonoridad lograda gracias a su gran tamaño, a la solidez y peso de la madera utilizada y a un preciso encaje de las piezas. Los ornamentos delicadamente tallados en su superficie personalizan cada juego y tienen el toque personal de cada artesano.
La flauta (flaüta) es otro instrumento trabajado con esmero. Están fabricadas a partir de la madera de la adelfa (baladre), preferiblemente aquella nacida en tierras no demasiado húmedas, y suelen tener una longitud de entre 45 y 48 centímetros. El artesano utiliza unas agujas de hierro de diferentes diámetros que, calentadas al fuego, van perforando la madera para obtener el tubo que dará vida al instrumento como tal. Una vez hecha la perforación y realizados los agujeros pertinentes para obtener su característico sonido, el artesano la decorará con incisiones y motivos diversos hechos a base de cuchillo. El músico combina la flauta con el inefable tambor, por lo que cada instrumento es tocado con una sola mano. Para la elaboración de este último se suele utilizar piel de conejo o cordero que, convenientemente lavadas y tratadas, son cosidas a la estructura de madera de pino que servirá como caja de resonancia.
La naturaleza es la fuente primordial de las materias primas de toda artesanía que se precie. En Sant Josep eso es especialmente visible en una gran cantidad de objetos de uso cotidiano que han definido la estampa clásica del campo ibicenco. El esparto y la pitra, sin ir más lejos, han sido materiales indispensables con los que manos expertas elaboraban, y elaboran, las tradicionales y hoy cotizadísimas espardeñas payesas (espardenyes). Combinado en ocasiones con el cáñamo, las espardenyes fueron el calzado habitual hasta bien entrado el S.XX, cuando el trabajo en cuero y piel comenzó a extenderse.
El textil ocupa un lugar de privilegio en ese aspecto. La vestimenta tradicional ibicenca, especialmente la femenina, es todo un compendio de minuciosa artesanía, sólo comparable a la maestría del orfebre que elabora las joyas de la emprendada. Las gonelles, los pañuelos, las faldillas, los mantones, las camisas, los chalecos… son piezas que acumulan siglos de tradición y de puntilloso trabajo a cargo de manos expertas que, a su vez, pasan ese conocimiento de generación en generación en todos sus formatos: encaje de bolillos, bordados a mano, trabajos en cuero…
El Mercat de Sant Josep, que se celebra todos los sábados de junio a octubre es una excelente oportunidad de descubrir el amplio abanico de la artesanía local. De 9.30 a 13.30 horas y frente al ayuntamiento, el mercado condensa las múltiples expresiones de una artesanía que reivindica su espacio y su valor en pleno S. XXI.