El arte de Bauzá sugiere un cosmos, al que no trata de abarcar en su totalidad, superponiendo figuras geométricas que a veces son intercambiables. Un círculo puede afirmarse como un cuadrado y al revés.
Sus nuevas composiciones geométricas se presentan como estructuras casi poéticas, en ellas la precisión de la forma es igualmente un habitáculo espiritual donde se desarrolla la soledad y la sabiduría a través de formas, manteniéndose la vinculación con Malévich y el suprematismo ruso como norte y guía.