Cala Llentrisca es sin duda una de las calas más reservadas de Ibiza, a la que se accede tras recorrer un sendero por la ladera montañosa rodeados de pinos. Esto hace que no sea un espacio masificado ya que no mucha gente se anima a una caminata que es, por otro lado, encantadora; y quienes lo hacen apuestan por pasar allí buena parte del día, en un entorno pintoresco del más puro mediterráneo ibicenco, con pinos asomándose al mar y las viejas casetas para los llaüts de los pescadores, envueltos en la tranquilidad y el silencio.
El agua aquí es transparente y especialmente adecuada para el relajado paseo en snorkel. Un sitio así permite varias rutas aunque como iremos con tiempo, haremos una ruta circular que nos llevará a recorrer la vertiente derecha siguiendo la pared que acaba en la punta, aunque no es necesario que lleguemos a ella, para luego atravesar la cala y llegar al otro extremo, que reconoceremos pegados al litoral. De todas maneras ya sabéis que estas rutas son meras sugerencias y que en cualquier momento podemos variarlas y adaptarlas a nuestro gusto.
El fondo es muy poco profundo si estamos pegados a la pared y, en muchos tramos podemos hacer pie sin problema. La roca domina el sustrato y se muestra con profusión de huecos de los que se sirve la más variada vida marina para encontrar refugio y donde podremos ver julias, doncellas y tordos, peces todos de vistoso colorido y en continuo ir y venir.
Si nos separamos de la pared veremos rocas de medio tamaño y la excelente pradera de Posidonia oceanica, esa planta marina que, dispuesta como una auténtica selva en miniatura, acoge a centenares de especies de animales y vegetales haciendo de ella uno de los biotopos más importantes de nuestras aguas, aunque tendremos que fijarnos bien para delatar la vida que acoge, como los discretos pulpos.
Si nos abrimos aún más, sobre el centro de la cala surge una amplia zona arenosa donde los animales adoptan otras estrategias para pasar desapercibidos, como el camuflaje casi idéntico a la textura de la arena de la pelaya. También podremos ver salmonetes removiendo el fondo con sus protuberancias labiales a la captura de pequeños crustáceos y luego, más cerca de la costa en que el fondo está salpicado de bolos de roca, peces como castañuelas y gobios.
Desde allí llegamos al otro costado y poco a poco desaparecerá la posidonia y la arena para surgir el sustrato duro lleno de agujeros que nos mantendrá entretenidos descubriendo sus pobladores hasta completar el círculo y llegar al punto de inicio
Para llegar a la cala hay dos senderos posibles, aunque el más recomendable es el que parte des Cubells siguiendo una carretera que luego pasa a ser un camino que atraviesa una urbanización al final de la cual dejamos el coche y comenzamos el recorrido a pie.
La cala es totalmente natural por lo que carece de servicios al usuario.