Plaza salinera de la Xanga

Patrimonio y cultura

Forma el núcleo más destacable y visible de lo que fue en su día un punto neurálgico en la comercialización de la sal en época púnico-fenicia y posteriormente en época cristiana.

Se calcula que su extensión llegó a alcanzar los 6.000m2, de los cuales se han recuperado hasta la fecha unos 250m2, junto a un tramo de calzada que daba acceso a la instalación y que algunas personas erróneamente databan de la época romana. Formó parte del primer muelle salinero de la isla y el conjunto histórico es único en Baleares.

Sobre la plaza, durante el S. XVI se realizaban tareas relacionadas con el comercio de la sal, desde el acopio de la misma para su posterior embarque, hasta la salazón de atunes, que eran capturados en una almadraba situada en la zona de la punta de ses Salines, próxima a es Freus, el canal que separa las dos islas pitiusas. De hecho, la estructura se encuentra en la caleta denominada la Xanga, topónimo que según parece tiene su origen en una palabra italiana chianca, que es la mesa sobre la que se realizaba el despiece del pescado.

Una parte de la plaza ha sido engullida por el mar, en su constante labor erosionante, y algunos restos de la plataforma rocosa ahora forman parte de la rocalla marina que a modo de escollos asoman entre las aguas de la costa más inmediata. Otra parte de la plaza se halla en propiedades privadas y la parte visible, objeto actualmente de trabajos de restauración, se puede distinguir fácilmente observando los cantos rodados estructurados en secciones bien delimitadas, con líneas rectas y diagonales que dibujaban en el empedrado formas geométricas a modo de estrella.

Desde la plaza se contempla, junto al perfil de varias casetas varadero, una hermosa panorámica del recinto amurallado de Dalt Vila y, en el lado de poniente, la parte más resguardada de la cala que también alberga otro conjunto de varaderos.

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