Se conservan pocos pozos de agua aptos para el consumo humano y animal, de los perforados en la tierra por árabes, romanos y por los diferentes pobladores que pasaron en épocas anteriores por la isla; este en concreto (situado en la vénda de Cas Costes en la parroquia de Sant Jordi de ses Salines) es uno de los que se conservan en relativo buen estado.