Como Sa Canal se conoce el conjunto de edificios y viviendas que se encuentran junto al muelle industrial de las salinas. La carretera que nos lleva hasta la playa finaliza su recorrido en ese punto, por lo que el visitante que acceda en vehículo deberá aparcar antes ya que el acceso está restringido por la empresa salinera. Sa Canal es un lugar emblemático y lleno de encanto. Un gran almacén con altos muros de piedra vista y techado a dos aguas nos da la bienvenida. Hoy es La Nave, un espacio cultural que se utiliza como sala de exposiciones de arte contemporáneo, gestionada por el reputado coleccionista Lio Malca. Más adelante otros edificios de blancas paredes y carpinterías de color esmeralda nos señalan la zona donde se desarrolla la actividad industrial. Destaca sobre todas las instalaciones el largo muelle en el que amarran los barcos que vienen a cargar la sal. Sobre su estructura de hierro se asientan las cintas transportadoras que verterán en las bodegas del navío la preciada mercancía. Si nos adentramos a pie descubriremos las casitas que antaño sirvieron como alojamientos a los empleados de la empresa, pequeñas construcciones de aire colonial, con porches abalustrados y techos de teja, que se disponen de forma caprichosa por la zona. Más allá de las casas, un sendero nos conduce una pequeña calita, con varias casetas varadero y a una rampa de donde aún se puede observar los restos de una barcaza salinera. Más allá tenemos otra rampa más amplia, también de piedra, que servía para llevar a tierra las barcas que debían ser reparadas. Ancladas aún en la roca penden unas gruesas y oxidadas cadenas discreto testimonio de la intensa actividad de entonces. Es una agradable zona para darse un baño, contemplar toda la extensión de la playa de las salinas y otear en el horizonte el perfil de Formentera y los islotes que la anteceden.
